Después de la despedida,
llega la hora de volver a casa. El sabor de sus labios continúa en los tuyos, y
con solo recordar sus besos tu corazón late con fuerza. Adoras esos besos, sus
besos, aquellos que te da como si no te
fuera a volver a ver nunca más. Incluso cuando cierras los ojos sientes el olor
de su perfume, la fuerza de sus abrazos y a pesar de que te acabas de despedir,
lo echas de menos. Tienes la boca llena
de palabras, de sentimientos que guardaste dentro, que no fuiste capaz de decir, y ahora es tarde
para expresarlos, intentas escribirlos, pero tales sensaciones no se describen,
tan solo se pueden sentir. Por un momento te imaginas lo que sería, coger el
coche junto a él, y ponerle rumbo hacia ninguna parte, coger la primera
carretera y llegar tan lejos como los sueños, que tendríamos sin dormir, el
destino sería lo de menos, y la compañía perfecta. Tan solo nos pararían los semáforos
en rojo, en los que aprovecharías para
volver a besarme. Jugaríamos a soñar que el mundo es nuestro, sin pensar en la
realidad. La gente pensará que no entendemos la vida, o que estamos locos, pero qué más da, es nuestro
sueño y lo vivimos como queremos.
Nacho cariño te amo demasiado 09/03.
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